Lo primero en lo que nos fijamos de los demás es, casi sin darnos cuenta, su color 🎨. Clasificamos de forma visual 👀 y automática a las personas por sus colores: cabello rubio, castaño, negro o pelirrojo; piel más blanca o rosada, o morena; ojos verdes, azules, marrones o incluso rojizos.
Existe una inmensa variedad de tonalidades humanas que nos caracterizan y nos permite distinguirnos unos de otros. Y sí, sabemos que son características heredadas, pero ¿alguna vez te has preguntado el mecanismo biológico de los colores?
Cuáles son los genes de los colores
Sabemos que el color de nuestra piel, ojos y cabello es hereditario, determinado por los genes 🧬 que nos aportan nuestros padres 👩❤️👨. Si ambos son morenos, es más probable que tengamos el pelo oscuro; si son rubios, nuestro cabello también lo será. A simple vista, parece un proceso sencillo, como nos enseñaron con Mendel y sus guisantes 🫛, pero la realidad es mucho más compleja.
Para que te hagas una idea, de los aproximadamente 20.000 genes 🧬 que tenemos, nada más y nada menos que 650 genes están, de forma directa o indirecta, relacionados con nuestros colores 🌈, su regulación, proporciones, y distribución.
No hay “un gen para el rubio” o “un gen para el moreno”, sino más bien la combinación de muchísimos genes que influyen en nuestros colores. Ya no puede ser tan sencillo, ¿verdad?
Los pigmentos responsables del color: feomelanina y eumelanina
El gran abanico 🪭 de colores que tiene el ser humano se debe a dos tipos de melanina:
- Eumelanina: es el pigmento oscuro, negro ⚫️ o marrón 🟤, predominante en personas con piel y pelo oscuro.
- Feomelanina: pigmento de color naranja 🟠, rojizo 🔴 o amarillo 🟡, típico de las personas pelirrojas y rubias.
Con estos dos pigmentos, en distintas proporciones, distribuciones y cantidades, se genera la gran diversidad de colores que tenemos los seres humanos en cabello, piel y ojos.
Sin embargo, quienes realmente controlan el proceso son nuestros genes, que regulan 📈 la producción y el juego entre eumelanina y feomelanina. En última instancia, son ellos los verdaderos responsables de nuestra apariencia.
¿Cómo se produce el color en nuestro cuerpo?
La variedad de colores la podemos encontrar en la piel ✋, en los ojos 👁️ (iris, coroides, cóclea) y en el pelo 💇♀️ (folículos pilosos), y en todas ellas tenemos unas células, llamadas melanocitos, que son las encargadas de generar melanina.
La cantidad de de melanocitos va a variar según la zona del cuerpo: en la cara externa de los brazos tenemos muchos más que en la cara interna, y en las áreas expuestas al Sol ☀️ los melanocitos producen mucha más melanina para defenderse de los rayos UV ☢️ (¡por eso nos bronceamos en verano!).
Los melanocitos van a producir el color a partir de un aminoácido, la tirosina, que va a seguir una ruta de cambios químicos ⚛️ hasta transformarse en eumelanina. En todo este proceso, hay una serie de pasos donde la tirosina se convierte en L-DOPA y luego en DOPAquinina, hasta finalmente llegar al pigmento final.
Cuando esta ruta está activa ✅ se produce la síntesis de la eumelanina, pero cuando está inactiva ❌ se produce la feomelanina.
Los genes que controlan nuestra pigmentación
Los melanocitos son las células que generan el color pero no son las únicas que participan en todo este proceso: ¿de qué depende que la ruta celular del color esté activa o inactiva?
Existen moléculas que son activadoras o inhibidoras de estos procesos:
- Alfa-MSH (Hormona estimulante del melanocito): activa ✅ la ruta del color y así la producción de eumelanina para las tonalidades oscuras.
- ASP (péptido de señalización agutí): inactiva ❌ la ruta del color oscuro favoreciendo la producción de feomelanina y dando colores más claros.
Ambas moléculas actúan en los melanocitos uniéndose a MC1R, un receptor que actúa como “interruptor genético”, y se activa o se inhibe la ruta del color. Estas moléculas que activan y desactivan nuestros colores, coexisten para generar nuestra gran variedad de tonalidades.

Diseño realizado por Marta Rodríguez Ruiz
Pero… ¿por qué somos rubios o morenos?
El color va a depender de muchísimos genes (mutados o no) y de las moléculas que regulan la producción del color. De forma general:
- Castaño, castaño oscuro y negro —> mucha eumelanina y poca feomelanina.
- Pelirrojo o rubio —> mucha feomelanina (según su color amarillo o más anaranjado), poca eumelanina.
- Blanco —> nada de eumelanina ni feomelanina.
Más específicamente, existen multitud de mutaciones en estos genes que son las causantes de que en esta ruta predomine más un pigmento u otro:
- Las personas pelirrojas suelen tener el gen MC1R mutado, y hace que su cuerpo produzca más feomelanina.
- En Inglaterra también se han visto pelirrojos con mutaciones en el gen de alfa-MSH.
- Si el gen ASP está mutado, solo se va a generar eumelanina, resultando en cabello negro.
El albinismo (principalmente) ocurre cuando hay mutaciones en los genes que procesan la molécula inicial del color: la tirosina, impidiendo cualquier tipo de melanina.
Más allá de los genes: otros factores que influyen
La cosa se complica más aún: el color ya no solo depende de tus genes. Existen muchos otros factores que incluyen en tus tonalidades, por ejemplo el sexo, ya que las mujeres tienden a ser más pálidas que los hombres.
También influye la edad. Seguro que te has dado cuenta de que muchas personas son rubias cuando son niños y se vuelven morenas cuando crecen, principalmente relacionado por los cambios de la adolescencia. Y cuando nos vamos acercando a la vejez empiezan a aparecer canas, debido a que este sistema se atrofia.
El color de nuestra piel, pelo y ojos no es cuestión de magia, sino de genética. Nuestros genes de colores son los que deciden cuánta melanina producimos y de qué tipo, dándonos esa enorme variedad de tonos que nos hace únicos.
Si tienes mucho de eumelanina, tu pelo y piel serán oscuros; si hay más feomelanina, aparecerán los tonos más claros o rojizos.
Y claro, no todo es genética: el Sol, la edad e incluso el género también pueden influir en nuestro color a lo largo de la vida. Nuestro color no es una simple herencia, sino una increíble combinación de biología, evolución y azar.